Columna de opinión: Seguimos en sequía… a no olvidar el agua

22 de Marzo 2020

Hoy estamos asistiendo y siendo afectados por un gran desafío de salud pública que está poniendo en jaque no sólo a los gobiernos de los distintos países del planeta, sino que a todas sus instituciones y sociedades. A todos se nos está exigiendo adoptar medidas mínimas de prevención y cuidado, con el propósito de evitar […]

Hoy estamos asistiendo y siendo afectados por un gran desafío de salud pública que está poniendo en jaque no sólo a los gobiernos de los distintos países del planeta, sino que a todas sus instituciones y sociedades.

A todos se nos está exigiendo adoptar medidas mínimas de prevención y cuidado, con el propósito de evitar que la situación tenga consecuencias aún más graves. Colaboración, empatía y solidaridad parecen ser las consignas nucleares de esta lucha colectiva.

En este escenario, Chile enfrenta, adicionalmente, un conjunto no menor de otros retos, en los cuales estábamos focalizados hasta el surgimiento y aparición de los primeros casos de COVID19 en nuestro territorio. Sin lugar a duda, la intensa crisis hídrica es uno de ellos, la cual se ha visto acentuada por la sequía extrema que afecta a diversas regiones del país desde hace, a lo menos, unos 11 años. Este 22 de marzo, en que se conmemora el Día Mundial del Agua, no podemos sino hacer un fuerte llamado a no olvidar el agua y a seguir trabajando en la búsqueda e implementación de soluciones efectivas que nos ayuden a superar esta otra crisis, que hasta hace poco estaba entre las prioridades de la agenda nacional.

Según se ha sostenido reiteradamente estas últimas semanas, una de las recomendaciones centrales para evitar o disminuir el riesgo de contagio de COVID19 es lavarse constantemente las manos. Quizás quienes residimos en el radio urbano o en ciudades no nos hemos detenido a pensar que lo que para nosotros puede resultar una acción simple y que implica poco esfuerzo como abrir la llave que abastece de agua en nuestros hogares, puede ser un verdadero lujo para quienes viven en sectores más rurales o mayormente azotados por la sequía. Allí, el camión aljibe, en lo que parece estar siendo la normalización de una solución de emergencia, suele ser el principal abastecedor de este vital elemento; en donde la cantidad, calidad y frecuencia con que se recibe esa agua muchas veces no permiten satisfacer adecuada y suficientemente las necesidades humanas más básicas.

Por ello, y por todas las brechas, falencias y desafíos que tenemos como país en materia de aguas, no podemos bajar la guardia. Hoy menos que nunca. El combate al COVID19 requiere de todo nuestro compromiso y responsabilidad, pero no nos podemos permitir, una vez más, que las nuevas prioridades, por imperativas y urgentes que sean, saquen de la agenda nacional un tema que no puede seguir esperando y siendo enfrentando con soluciones parche, poco planificadas o diseñadas sólo en función de ciertos episodios o problemas concretos. Los pronósticos de lluvia para los próximos meses no son para nada auspiciosos, por lo que la sequía, que ya es una condición estructural en nuestro país, podría seguir intensificándose, y poner en riesgo no sólo el desarrollo de actividades productivas fundamentales para la economía, sino el abastecimiento de la población y la conservación de nuestros ecosistemas naturales. Que hoy, 22 de marzo, sea no sólo un día para recordar que el agua es esencial para nuestra vida y todo lo que hacemos, sino también para renovar nuestro compromiso de seguir trabajando enérgicamente en su uso, regulación y gestión sostenible.

Columna de opinión por: Daniela Rivera, María Molinos y Guillermo Donoso / Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC

Daniela Rivera Daniela Rivera

María Molinos María Molinos

Guillermo Donoso Guillermo Donoso