Combatir el cambio climático desde la pérdida y desperdicio de alimentos 

24 de Octubre 2023

Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI)”, elaborado conjuntamente por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de […]

Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI)”, elaborado conjuntamente por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el número de personas que padecen hambre en el mundo aumentó hasta alcanzar los 828 millones de personas en 2021. Un escenario poco alentador si consideramos que el 30% de los alimentos a nivel mundial se pierde o desperdicia, tal como se señala en el mismo documento. 

Una temática a considerar si se pretenden frenar los avances de la crisis climática que afecta a nuestro planeta, ya que el desperdicio alimentario es responsable del 7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) y casi el 30% de la tierra agrícola del mundo se utiliza para producir alimentos que nunca serán consumidos. 

Cifras que relevan la necesidad de tomar conciencia sobre el problema que representan las pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA) a nivel global.  

El desperdicio alimentario es responsable del 7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).

Carolina Fredes, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica que, si la PDA fuese un país, sería la tercera nación con mayores emisiones de GEI después de China y Estados Unidos, ya que la descomposición de los alimentos en un relleno sanitario produce dióxido de carbono (CO2) y metano. “Se estima que por cada tonelada de frutas u hortalizas que se destina a un vertedero se producen 1.535 kg equivalentes de CO2. Al evitar la PDA el destino final de los alimentos deja de ser un vertedero, reduciendo la producción de gases con efecto invernadero. De esta manera, se previene una producción adicional de GEI dentro de los sistemas alimentarios”, agrega. 

En términos de consumo doméstico, la evidencia internacional, que proviene principalmente de países desarrollados, indica que las principales razones que explican la PDA son el exceso de compra y cocinar en exceso, a lo que se suma la falta de planificación de las comidas. En el caso de frutas y hortalizas, muchas veces se dejan olvidadas en el refrigerador o despensa, lo que las lleva a un deterioro más rápido para terminar siendo desperdiciadas.  

Para evitar la pérdida y desperdicio de alimentos, la investigadora Carolina Fredes, afirma que se puede tener presente la regla de las “3R”: reducir, reutilizar y reciclar. “En términos prácticos podemos pensar que reducir la fuente de excedentes y desperdicios evitables en nuestros hogares, estaría dentro de reducir. Darle una nueva oportunidad a la comida que sobra en nuestras casas, estaría dentro del reusar, y usar las partes no comestibles de frutas y hortalizas para preparar vermicompostaje, estaría dentro del reciclar. Nótese que reciclar no es una de las estrategias más preferidas desde el punto de vista ambiental. Y muchas veces, es lo primero que viene a nuestra cabeza, cuando pensamos en reducir los desperdicios en nuestros hogares. Entonces, tenemos que pensar en estrategias que nos permitan prevenir los excedentes y desperdicios y/o reusar los alimentos en nuestro hogar”, complementa.  

El almacenamiento refrigerado, puesto que aumenta la vida útil de alimentos frescos como frutas y hortalizas. Fuente imagen: FAO

Otra estrategia para reducir las PDA y alargar la vida de los alimentos es el almacenamiento refrigerado, puesto que aumenta la vida útil de alimentos frescos como frutas y hortalizas. Las frutas y hortalizas que sobran de la preparación de comidas también se pueden congelar y cuando existe un exceso de estas se pueden utilizar para la elaboración de mermeladas y conservas que tienen un mayor período de vida útil. La profesional aclara que “las frutas, hortalizas, raíces y tubérculos son los principales grupos de alimentos que producen PDA. Según estimaciones de la FAO, un 55% de la producción inicial de frutas y hortalizas se pierde o desperdicia a lo largo de la cadena de suministro de alimentos en Latinoamérica”.  

Evitar la pérdida y desperdicio de alimentos, junto a una producción y consumo responsable, son acciones cruciales para luchar contra el cambio climático. “Es importante informarse sobre qué alimentos debemos consumir con mayor frecuencia y qué alimentos deberían ser de consumo ocasional. Esto considerando un equilibrio entre la salud y el medioambiente. Es importante saber cuándo y cómo se producen los alimentos que consumimos y de dónde provienen los alimentos que consumimos”, finaliza Carolina Fredes.   

Revisa aquí investigaciones relacionadas con las PDA.