Columna de opinión: Día Internacional de las Montañas. Visibilizar, sensibilizar y proteger

5 de Mayo 2022

En el año 2002 en la cumbre de Johannesburgo, se conforma la Alianza para las Montañas, una asociación voluntaria de países para cumplir el capítulo 13 del programa 21 del Plan de Acción de la Cumbre de Johannesburgo y para a partir del 2003 cada 11 de diciembre se celebra el “Día Internacional de las Montañas”. […]

En el año 2002 en la cumbre de Johannesburgo, se conforma la Alianza para las Montañas, una asociación voluntaria de países para cumplir el capítulo 13 del programa 21 del Plan de Acción de la Cumbre de Johannesburgo y para a partir del 2003 cada 11 de diciembre se celebra el “Día Internacional de las Montañas”.

Las montañas cubren un cuarto de la superficie del mundo y en ellas vive el 15% de la población global. Los altos macizos del mundo son torres de agua para las regiones bajas y proveen más del 60% del agua dulce, son hotspots de biodiversidad, contienen grandes reservas de minerales y de energía. Ellas se caracterizan por ser asentamiento de culturas tradicionales y con sofisticadas técnicas del manejo agrícola. Además, proveen de recursos potenciales para la recreación, el turismo y son lugares idóneos para la realización de numerosos deportes.

Por todo esto, las tierras altas son muy sensibles al cambio climático y al resto de transformaciones globales, ya sean económicas, sociales, culturales o políticas. Aunque los riesgos siempre incluyen una probabilidad de desastres, también generan oportunidades. Con la planificación territorial e implementación de estrategias de mitigación y adaptación, los peligros de los cambios globales pueden ser reducidos, pero es fundamental incluir a todas las partes implicadas en los desafíos que implica el cambio climático y no solamente informando a los tomadores de decisión o a la población sobre el funcionamiento de los sistemas, sino que elaborando de forma conjunta –y transdisciplinaria- las estrategias de adaptación y mitigación.

A pesar de poseer más de 4.500 kilómetros de cordillera andina y una extensa serranía que bordea nuestra costa, Chile es un país de montaña que vive dándole la espalda. Hemos relegado a las tierras altas ser consideradas como áreas peligrosas, marginales y aisladas. Sin embargo, esta mirada comienza poco a poco a cambiar. Más del 97% de Áreas Silvestres Protegidas del Estado corresponden a áreas de montaña y cada año se rompen récord de visitas. Por su parte, el Estado también comienza a generar una institucionalidad en torno a las montañas. Chile adhiere el 2007 a la Alianza para las Montañas y se compromete a crear un Comité Nacional para las Montañas, el cual después de un largo tránsito, que incluyó un proceso de participación ciudadana, presentó la Política Nacional de Gestión Sustentable de las montañas en Chile, cuyo objetivo es reconocer y valorar las montañas como parte de la identidad nacional, propendiendo a su uso sustentable y propiciando el bienestar social, económico y ambiental de la población. Finalmente, en enero de 2021, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad se pronunció favorablemente y propuso a S.E. el Presidente de la República someter esta Política Nacional al procedimiento de Evaluación Ambiental Estratégica.

Sin duda, aún falta mucho por avanzar en visibilizar, sensibilizar y proteger las áreas de montaña, pero vamos por el camino correcto.

Columna de opinión por

Rafael Sanchéz, académico Instituto de Geografía UC