“Desierto Vivo”: Un oasis de conocimiento y sustentabilidad
En la árida región de Tarapacá, a 65 km al sur de Iquique, en la Estación Atacama UC, se inauguró el 27 de noviembre el Centro Interpretativo “Desertario”, una iniciativa del proyecto “Desierto Vivo: Espacio Público del Agua de Niebla”. Se trata de un espacio abierto a la comunidad local que busca que las personas conozcan la investigación que aquí se desarrolla en torno al agua de niebla y que, en un futuro, puedan aplicarla en su propio territorio.
El proyecto, financiado por el programa Ciencia Pública y desarrollado por un equipo de investigadores y profesionales UC, tiene como objetivo divulgar la ciencia detrás de la obtención de agua mediante atrapanieblas. La infraestructura busca ser un espacio educativo donde la comunidad pueda explorar la investigación aquí desarrollada y comprender el funcionamiento de los atrapanieblas, con la visión a futuro de que las personas puedan contar con sus propios sistemas de obtención de agua.
En una región donde el consumo diario de agua es menor al promedio nacional (118 vs 200 litros por persona), el atrapanieblas -con una superficie de 32 metros cuadrados-, puede generar hasta 220 litros al día, ofreciendo una alternativa sostenible y de bajo costo. La iniciativa destaca la importancia de garantizar el acceso a agua limpia en el desierto más árido del mundo.
El rector Ignacio Sánchez enfatizó el compromiso de la Universidad Católica con la comunidad, agradeciendo su participación y subrayando la importancia de transferir conocimiento. El Centro Interpretativo no solo es un espacio educativo para estudiantes, sino también para juntas de vecinos, fortaleciendo los lazos con Alto Hospicio, Iquique y otras zonas de la región.
“El proyecto Desierto Vivo tiene que ver con divulgar ciencia, valorar la obtención de agua a través de atrapanieblas, mostrarles lo que hacemos a los estudiantes, a los jóvenes, pero también a las juntas de vecinos; establecer vínculos con la comunidad de Alto Hospicio, de Iquique, de las distintas zonas de la región. Esto para, por una parte, transferir el conocimiento que se produce en la universidad, y por otra, agradecer el compromiso de la comunidad por permitir que la universidad tenga este espacio para investigar, para crear ciencia; y por un compromiso social de vincularnos activamente con las comunidades a las cuales la universidad quiere servir”, expresó.
Interdisciplinariedad y compromiso con la comunidad
El proyecto refleja la colaboración entre la universidad y la comunidad. La decana de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, Valeria Palanza, subrayó el impacto de la investigación en la región y destacó la importancia del proyecto Desierto Vivo, “este nos va a permitir, a través del centro interpretativo, recibir a estudiantes y personas de la comunidad para que se vinculen con el conocimiento que aquí se genera”, afirmó.
Este espacio integra un trabajo entre distintas disciplinas, permitiendo que la energía eléctrica provenga de placas solares y el agua, de la niebla; además cohabita junto con proyectos adicionales, como un invernadero y un módulo habitacional experimental, que muestran la diversidad de iniciativas sostenibles impulsadas por la universidad.
Por su parte, Edith Antilef, vecina de Alto Hospicio, quien participó de la inauguración del Desertario, comentó que “verlo hoy día terminado es algo precioso, esto es un aporte para toda esta región, para que los niños, los estudiantes y personas adultas como yo, podamos participar y conocer este domo, donde se muestra parte de la historia de la investigación que se realiza aquí, y conocer los atrapanieblas… Yo me siento privilegiada”.
La iniciativa busca contribuir a la disponibilidad de agua limpia, a bajo costo y de manera sostenible, tanto para el consumo humano como para el desarrollo productivo en las comunidades de la región. La combinación de conocimiento, innovación y pasión demuestra que la universidad puede ser un motor clave para un futuro más sostenible.
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Fotografías por Nicole Saffie
