Columna de opinión: Cambio climático y educación superior
En el Día Internacional del Cambio Climático es necesario reconocer, por la sociedad toda, de que este y el desarrollo sostenible (íntimamente relacionados) son los dos problemas y desafíos multidisciplinarios y complejos más trascendentales del siglo 21. Resolver los desafíos del cambio climático tanto en términos de reducir emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) como hacer […]
En el Día Internacional del Cambio Climático es necesario reconocer, por la sociedad toda, de que este y el desarrollo sostenible (íntimamente relacionados) son los dos problemas y desafíos multidisciplinarios y complejos más trascendentales del siglo 21.
Resolver los desafíos del cambio climático tanto en términos de reducir emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) como hacer frente a los impactos que ya se están produciendo como los que vendrán en el futuro (adaptación) es responsabilidad de todos. De los países desarrollados, pero también de los países en desarrollo. De las empresas, pero también de las personas que demandan los productos y servicios que producen estas empresas. Dentro de estas responsabilidades comunes pero diferenciadas destaca, sin embargo, el rol que tienen las instituciones de educación superior, tipo de institución a la cual pertenecemos quienes escribimos esta nota.
Al igual que todas las instituciones que son responsables de emitir gases de efecto invernadero o consumir recursos hídricos producto de las actividades que se desarrollan al interior de la universidad o las emisiones que implican el traslado de personas (personal administrativo, profesores y alumnos) desde y hacia los campus u otros lugares donde se realizan las actividades propias de la actividad académica. En este sentido las instituciones de educación superior al igual que otras instituciones tienen que aportar con los esfuerzos para llegar a la carbono neutralidad y la resiliencia al cambio climático de la manera más acelerada posible.
Adicionalmente a esta responsabilidad las instituciones de educación superior tienen dos responsabilidades que nos distinguen de otros tipos de instituciones. Por una parte, al interior de las instituciones de educación superior se realiza la investigación e innovación necesaria para diseñar y después implementar las medidas de mitigación (e.g. energía solar, captura de carbono en bosques nativos) y de adaptación (e.g. artefactos de bajo consumo de agua, ordenamiento territorial resiliente) que el resto de las instituciones y personas necesitamos para poder abordar los grandes desafíos del cambio climático. Y por otro lado, las instituciones de educación superior tienen la responsabilidad de educar y formar a futuros profesionales que necesitan la sensibilidad y conocimiento respecto del problema, sus causas y consecuencias para posteriormente ser agentes de transformación en sus las respectivas actividades laborales en las que se desempeñarán una vez que egresen de la Universidad.
En Chile, la educación universitaria respecto del cambio climático es incipiente y deficitaria. Incipiente porque aún hay muy pocas universidades que contemplan cursos generales o de especialidades en cambio climático, y deficitario pues no se ha soslayado aun la necesidad multidisciplinar para abarca el tema. En efecto, el cambio climático no es solo una problemática, y línea de investigación y docencia, de los climatólogos, modeladores o físicos de la atmósfera. Es una ciencia compleja que incluye sin dudas a aquellos, pero que es multidisciplinar. Así, por ejemplo, necesita de la filosofía ética. ¿Cuáles son o deben ser mis conductas sobre diferentes aspectos de mi quehacer diario que inciden, directa o indirectamente, sobre en el cambio climático? ¿Tengo una ética que valora solo mi responsabilidad personal (o ninguna) en el tema, pues estoy convencido que individualmente no puedo hacer nada al respecto? ¿o tengo una ética de responsabilidad personal y de complicidad colectiva? En temas comunicacionales del cambio climático la psicología debería jugar un rol esencial. Existe una psicología de comunicación del cambio climático. Los modelos mentales que las personas tienen son esenciales de comprender para hacer una buena trasmisión de los mensajes directos y a veces subliminales, respecto del cambio climático. Por ejemplo: ¿cómo asumo el desafío de comunicar sobre la trascendencia de que nuestro sistema terrestre se haya calentado en el último siglo en 1,1°C, si personalmente experimento al día una variabilidad térmica de 20°C o más? Uno de los mayores desafíos de la educación superior en relación con el cambio climático no es solo el de formar a buenos especialistas en las ciencias climáticas (física, química y biología, matemáticas y modeladores), sino que desarrollar cursos formativos masivos interdisciplinares para estudiantes universitarios de cualquier carrera universitaria. Es un desafío mayor y urgente.
Tomando en cuenta estas múltiples responsabilidades nos sentimos orgullosos del esfuerzo y la seriedad con los que la Pontificia Universidad Católica de Chile y sus distintos estamentos (alumnos, profesores, personal administrativo) está trabajando para desarrollar un Plan de Acción Climática que sirva para lograr el compromiso de carbono neutralidad al año 2038 adquirido por el rector el año 2019 y aportar a la resiliencia climática reduciendo el consumo de recursos hídricos y protegiendo la biodiversidad de los campus y de la Red de Centros y Estaciones Regionales que administra la Universidad y representativos de la diversidad de ecosistemas que existen en el país.
Columna de opinión por:
Sebastián Vicuña, Centro de Cambio Global UC y Facultad de Ingeniería UC
Juan Carlos Castilla, Centro de Cambio Global UC y Facultad de Ciencias Biológicas UC