Columna de opinión: Claves para un desarrollo sustentable, más allá de la identidad de Kaya 

18 de Diciembre 2023

El desarrollo sustentable está en la lista corta de los anhelos que experimenta nuestra sociedad. Como nunca hemos tomado conciencia de la gran huella que deja la actividad humana en su camino para alcanzar mayores niveles de prosperidad y que recibimos por distintos medios creando un cuadro que nos inquieta. Pérdida de biodiversidad, alteración del […]

El desarrollo sustentable está en la lista corta de los anhelos que experimenta nuestra sociedad. Como nunca hemos tomado conciencia de la gran huella que deja la actividad humana en su camino para alcanzar mayores niveles de prosperidad y que recibimos por distintos medios creando un cuadro que nos inquieta. Pérdida de biodiversidad, alteración del clima, degradación de recursos naturales críticos, son sólo algunas postales que evidencian el estado de nuestro planeta y que nos transmiten un mensaje insoslayable: el tiempo de hacer las cosas mejor es ahora

En ciencias ambientales, una de las ecuaciones clásicas que se emplea para determinar el impacto sobre el medio ambiente de la acción colectiva del ser humano se conoce como la identidad de Kaya. Esta ecuación, que se aplica fundamentalmente al ámbito de los gases de efecto invernadero, indica que las emisiones globales son el producto de la población, el producto interno bruto per cápita, la energía necesaria para generar una unidad de producto y el nivel de carbono emitido para producir esa cantidad de energía. A su favor, la identidad de Kaya nos permite generar estimaciones confiables de la trayectoria de las emisiones asociándolas a variables de fácil medición. Esto nos da los primeros indicios de cómo abordar la crisis climática y nos permite diseñar políticas públicas concordantes que busquen, por ejemplo, desacoplar el crecimiento económico del uso de energía fomentando la incorporación de tecnologías más adecuadas. No obstante, esta identidad tiene limitaciones ya que incurre en grandes simplificaciones, entre ellas el hecho de que las emisiones de carbono no son exclusivamente responsabilidad del uso de energía. 

Más allá de ello, la identidad de Kaya constituye un buen punto de partida para mirar con más profundidad temas claves del desarrollo sustentable. Deducimos de ella que el daño ambiental está dado por cuantos somos y por la forma como vivimos en la casa común. Es necesario, sin embargo, que vayamos un poco más lejos y que incorporemos más y mejores indicadores del impacto que tienen nuestra actividad para no circunscribirlo únicamente al tema ambiental.   

El “cómo vivimos” (especialmente aquellos que tienen una huella ambiental mayor) no sólo tiene que ver con los recursos que usamos, sino que también con las condiciones en las que se desenvuelven todos los que conformamos una gran comunidad. Quizás la medida de la sostenibilidad de una sociedad debiera ser el nivel que experimenta el más desprotegido de sus individuos. El desarrollo sustentable tiene dimensiones básicas de alimentación, salud, educación, acceso a la justicia (intra e intergeneracional), como también de posibilidad del cultivo del arte y del espíritu, inclusión, respeto y valoración de las comunidades y pueblos originarios, protección de la biodiversidad, entre otros, y las vías de solución traen usualmente nuevos problemas socio-ambientales si es que no se desarrollan marcos integrales para su análisis. 

En síntesis, el desarrollo sustentable se trata más bien de una función de múltiples atributos, probablemente no fácil de representar, pero que seguramente requiere de un trabajo inter y transdisciplinario para imaginar, diseñar y atrevernos a construir realidades distintas que incluyan la visión sistémica. Sin duda una tarea compleja, pero de gran relevancia para promover el desarrollo integral del ser humano y el florecimiento de todas las formas de vida. 

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