Menos desperdicio más conciencia, mantengamos un consumo responsable en estas fiestas

18 de Diciembre 2025

Con la llegada de las celebraciones de fin de año, el consumo aumenta y, con ello, también el impacto ambiental. Entre compras, cenas y reuniones, el llamado a vivir estas fechas desde un enfoque de consumo responsable y circular se vuelve cada vez más urgente, especialmente en un contexto donde los recursos naturales y los […]

Con la llegada de las celebraciones de fin de año, el consumo aumenta y, con ello, también el impacto ambiental. Entre compras, cenas y reuniones, el llamado a vivir estas fechas desde un enfoque de consumo responsable y circular se vuelve cada vez más urgente, especialmente en un contexto donde los recursos naturales y los sistemas productivos enfrentan una presión creciente. 

Durante diciembre y enero, los hogares suelen comprar y consumir más de lo necesario. En ese escenario, generar conciencia sobre nuestros hábitos se vuelve clave. El consumo responsable invita a reflexionar no solo sobre qué compramos, sino también cómo lo usamos y qué ocurre después. No se trata únicamente de gastar menos, sino de hacerlo con criterio: planificar las compras, priorizar productos locales y sustentables, y considerar todo el ciclo de vida de aquello que adquirimos. 

“Cambiar hábitos implica invertir tiempo al inicio, informarse y modificar rutinas, pero abre también la oportunidad de elegir alternativas locales, regenerativas y más coherentes con el cuidado del entorno”, Claudia Pabón, académica Instituto para el Desarrollo Sustentable UC & Facultad de Economía y Administración. 

Desde la mirada de la economía circular, cada decisión cotidiana importa. En períodos de alta demanda, como las fiestas, estos impactos se amplifican. La planificación, la moderación y la preferencia por opciones sostenibles no solo reducen la presión sobre los recursos naturales, sino que también ayudan a disminuir el estrés y el desgaste asociados a estas fechas. 

Evitar el desperdicio empieza en casa 

En el ámbito de la alimentación, las celebraciones suelen estar asociadas a la abundancia, lo que muchas veces se traduce en compras excesivas y altos niveles de desperdicio. Según datos de la FAO, cerca de un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierde o desperdicia, y una parte importante de esta pérdida ocurre en los hogares. Durante Navidad y Año Nuevo, estas cifras tienden a intensificarse debido a menús sobredimensionados, falta de planificación y escaso aprovechamiento de las sobras. 

Reducir el desperdicio comienza con gestos simples: organizar los menús con anticipación, comprar solo lo necesario, almacenar correctamente los alimentos y reutilizar preparaciones en nuevas recetas. Estas prácticas, además de disminuir residuos, permiten valorar el alimento como un recurso y no como un desecho. 

Revisa aquí “Sabores que cuida”, recetario sustentable para fiestas de fin de año 

Este recetario fue desarrollado por Natalia Arévalo, nutricionista del programa Alimentación Equilibrada de la Dirección de Salud y Bienestar Estudiantil.

Circularidad más allá de la mesa 

El intercambio de regalos es una tradición central de estas celebraciones, pero también uno de los momentos donde más aumentan las compras impulsivas y los desechos. Desde la economía circular, se propone repensar qué y por qué regalamos. Optar por productos locales, experiencias en lugar de objetos, regalos compartidos o iniciativas como el trueque permite reducir la huella ambiental y, al mismo tiempo, fortalecer vínculos. 

En este sentido, la académica de la Escuela de Administración UC Claudia Pabón plantea que uno de los principales desafíos para Chile no es solo aumentar las tasas de reciclaje, sino avanzar hacia una real trazabilidad del impacto de nuestras acciones, evaluando si efectivamente se reduce la demanda de recursos y la emisión de contaminantes en el corto, mediano y largo plazo. Solo desde esa mirada —señala— es posible impulsar innovaciones que generen cambios reales. 

Pabón también enfatiza que, en estas fechas, es clave volver al propósito de las celebraciones, entendiendo que el sentido de reunirse y compartir puede abrir espacio a prácticas más conscientes. Conversar en familia sobre cómo se quiere celebrar, acordar límites de consumo, priorizar un solo regalo significativo, organizarse con tiempo o elegir apoyar una causa común son acciones simples que pueden marcar una diferencia concreta. 

El rol de las empresas y la oportunidad de cambiar hábitos 

Las empresas cumplen un rol central en la transición hacia un modelo circular. Son ellas, explica Pabón, las que interpretan necesidades y deseos y los transforman en productos y servicios, por lo que su capacidad de innovación resulta clave para ofrecer alternativas que no solo reduzcan impactos ambientales, sino que también generen bienestar dentro de sus propias organizaciones. En Chile, existen tanto empresas consolidadas como emprendimientos que combinan funcionalidad y propósito, haciendo cada vez más accesibles las opciones sostenibles. 

Sostener estas prácticas más allá de las fiestas es uno de los grandes desafíos. Según la académica, el mayor impacto está en aquello que hacemos a diario: cómo nos transportamos, qué comemos y cómo limpiamos nuestros hogares y cuerpos. Cambiar hábitos implica invertir tiempo al inicio, informarse y modificar rutinas, pero abre también la oportunidad de elegir alternativas locales, regenerativas y más coherentes con el cuidado del entorno. 

Finalmente, las restricciones presupuestarias que muchas familias enfrentan en estas fechas pueden convertirse en una oportunidad para regalar con sentido, fortalecer economías locales y reconectar con lo esencial. Menos desperdicio y más conciencia reducen impactos ambientales y permiten vivir las fiestas de manera más significativa y alineada con los valores de cuidado, comunidad y responsabilidad compartida.